Li
no El Pais que “el agua hallada en el país africano "es de gran calidad,
fresca y apta para beber directamente", según el ingeniero francés que
coordinó el proyecto. “Las mujeres bailan de felicidad sobre la tierra bajo la
que corre el agua”. La imagen de la alegría la describe Alain Gachet, el
director general de Radar Technologies International (RTI), la empresa francesa
que, en una de las áreas más secas de Kenia lanzó el eureka de ‘aquí hay agua’.
El hallazgo ha sido anunciado esta semana por la UNESCO. Son cinco acuíferos
subterráneos que, según el Gobierno de Nairobi, garantizarán el subministro
para los próximos 70 años, en un país en el que 17 de sus 41 millones de
habitantes carece de acceso al agua potable. De momento, los ingenieros han
localizado y cuantificado dos grandes bolsas de agua de 200.000 y 10.000
hectómetros cúbicos, respectivamente. Los trabajos se completarán con más
perforaciones para calibrar la capacidad de otros tres acuíferos más que, con
toda seguridad, serán mucho más pequeños, admite Gachet. En total, suman una
superficie “como la [del del Estado estadounidense] de Rhode Island”, es decir,
de unos 4.000 kilómetros cuadrados. Por teléfono, desde Nairobi, la capital
keniana, este ingeniero de minas insiste en que la vida de los 700.000
habitantes de la región norteña de Turkana, una de las más empobrecidas del
país, “va a cambiar definitivamente”. El agua permitirá la subsistencia del
ganado, el fortalecimiento de la agricultura y la propia supervivencia de
hombres y mujeres que sufren “una durísima” sequía estructural, donde “los
animales se están muriendo”. Casi cuatro de cada 10 personas sufren
malnutrición en esta área. “Esto es el infierno”, relata Gachet. Había
sospechas de que en esa zona de Turkana tenía que haber agua. Es una zona
semidesértica, vertebrada por el gran lago salino que le da nombre. Acoge un
importante yacimiento de fósiles de homínidos, lo que hacía adivinar la existencia
del preciado líquido incoloro. Lo que sorprendió al equipo de Gachet es “su
gran calidad”. Se trata de “agua fresca, apta para beber directamente” filtrada
de forma natural. En este sentido, el Gobierno keniano calcula que en “dos
meses” el agua puede aflorar a la superficie y ser utilizada por la población.
Sin embargo, el ingeniero al mando de la operación es reacio a dar plazos
porque, explica, “hay que ser prudentes con una población que está impaciente
por disponer de esa agua aunque estamos preparados para que sea lo antes
posible”.
Tampoco
se atreve a dar la cifra de su capacidad de autoregenerarse Fuentes del
Gobierno de Nairobi han señalado que cada año entrarán en los pozos
subterráneos 3.400 millones de metros cúbicos nuevos, equivalentes al consumo
de un país como Australia. “Las fuentes hidráulicas naturales son como las
cuentas corrientes”, advierte Gachet, “por lo que, si gastas más de lo que
ingresas, acabas teniendo un problema. Hay que ser cauto con las políticas
sobre el agua”. Los acuíferos se nutren de manantiales procedentes de la vecina
Uganda “y de las tierras altas de Kenia”, así que los dos países tendrán que
trabajar codo con codo para su explotación. Ahora solo falta que las bombas
extraigan el líquido desde los 200 metros de profundidad donde se encuentra.
Después habrá que canalizarlo y distribuirlo. “En Turkana se han acabado las
muertes por hambre y sed”, afirma un “extremadamente contento” Gachet. Turkana
está de enhorabuena. En marzo de 2012 se halló petróleo, pero el descubrimiento
no ha cambiado la vida de sus vecinos. Sin embargo, parte de los reportes
elaborados durante las prospecciones se han aprovechado ahora para buscar agua.
Para el ingeniero francés, los pozos hídricos sí que supondrán “unas mejores
condiciones de vida de manera inmediata”. “La gente no bebe petróleo pero este
ha servido para sacar el agua subterránea”. La empresa francesa trabaja con una
tecnología llamada Watex (el acrónimo en inglés de exploración de agua) que
transforma los datos en bruto del terreno mediante la aplicación de algoritmos
y otros métodos de tratamiento de datos para convertirlos en imágenes en las
que aparecen acuíferos situados a gran profundidad, según el informe de la
UNESCO sobre los sondeos. Entre los datos que analiza el sistema Watex se
encuentran imágenes ópticas, obtenidas por radar y topográficas procedentes de
satélites junto a otros datos obtenidos de trabajos académicos, del Gobierno de
Kenia, ONG, así como datos sísmicos e informes de prospecciones petrolíferas. Gachet
cuenta que, ahora, trabaja con esas mismas técnicas en una zona árida de
Etiopía. Antes, el ingeniero localizó pozos en Darfur y otras regiones de
Sudán, Afganistán y Angola”.