quinta-feira, novembro 28, 2013

El libro blanco de la Escocia independiente: en la Unión Europea y con la Reina



Un Escocia independiente mantendría la libra británica como moneda, a la reina Isabel II y seguiría siendo miembro de la Unión Europea, aunque tendría sus propias fuerzas de defensa y recaudaría sus impuestos, según ha explicado el ministro principal escocés, Alex Salmond, quien presenta hoy en Glasgow el llamado Libro Blanco de la Independencia, un documento histórico donde, supuestamente, se van a despejar todas las dudas sobre cómo sería Escocia fuera del Reino Unido. El país seguiría con la libra y dependiendo del Banco de Inglaterra porque "es lo mejor para Escocia y para el Reino Unido", en palabras de Salmond. En cuanto a la Unión Europea, solicitará ser estado miembro en las mismas circunstancias que las actuales como parte del Reino Unido. El ministro principal escocés aspira a tener silla en las negociaciones de Bruselas para el año 2017. La Comisión, por su parte, ha eludido hoy comentar el plan alegando que se trata de un "asunto interno de Reino Unido", pero ha repetido que Escocia deberá volver a pedir la adhesión a la UE si se independiza.
Según Salmond, los impuestos básicos no se incrementarán y el salario mínimo subirá en relación "al coste de la vida". La respuesta de Londres ha sido clara: la independencia costaría a los escoceses un aumento de 1.000 libras anuales per cápita en impuestos. En el documento, que busca convencer a los escoceses de que voten a favor de la independencia en el referéndum del 18 de septiembre, Salmond asegura que no será necesario subir los impuestos si Escocia rompe su unión con Inglaterra de 306 años.
El líder del Partido Nacional Escocés (SNP) ha advertido que los impuestos escoceses no se gastarán en programas nucleares y que los misiles de Reino Unido serán retirados de Escocia. "La independencia pondrá a los ciudadanos de Escocia a cargo de nuestro propio destino", ha dicho. "Nuestra visión es la de una Escocia independiente que pueda recuperar su lugar como un miembro más de la familia de naciones. No buscamos la independencia como un fin en sí mismo, sino más bien como un medio para el cambio para mejor”, ha asegurado Salmond, quien recientemente apuntó que “me gustaría estar vivo en 2062 para saber quien estaba en lo correcto y quien no”. En cuanto a los llamados benefits, habrá treinta horas por semana de cuidado de niños en el período lectivo para los de tres y cuatro años, así como para los de dos años en circunstancias “vulnerables”. Y sobre las pensiones, Salmond quiere establecer el llamado "triple-locked", es decir, que las pensiones estén aseguradas por tres vías distintas. En Escocia aumentarán al nivel máximo que haya alcanzado la inflación, las ganancias medias o un mínimo de un 2,5%. La Ley de Pensiones que ha presentado este año el Gobierno de David Cameron recoge que sólo se comprometen a elevar las pensiones en línea con los ingresos medios, es decir, que ya no sigue el "triple-locked". El líder nacionalista promete que Escocia garantizará este sistema.
El libro cuenta con 670 páginas para dar respuesta a 650 preguntas planteadas por personas que viven o trabajan en Escocia. Está divido en cinco secciones y contiene 170.000 palabras que serán claves de cara al referéndum del próximo septiembre. Las últimas encuestas señalan que la mayoría de la población escocesa, alrededor del 47%, apoya la permanencia en el Reino Unido, pero muestran también un alto número de indecisos, sobre el 24%. A continuación, se detallan las claves para comprender un escenario que Bruselas observa con atención y que ha despertado especial interés en Cataluña.
La antesala de un referéndum histórico
- El origen: La primera vez que se empezó a hablar en serio de un referéndum fue en mayo de 2011. Salmond, líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP), se hacía con la mayoría absoluta en las elecciones autonómicas arrebatando el poder a los laboristas, que siempre habían dominado el norte. Era la primera vez que una fuerza política de este cariz conseguía el logro desde que se constituyó la Asamblea escocesa en 1999.
- Más competencias: En un intento por dulcificar las relaciones entre Londres y Edimburgo, el Gobierno británico llegó a ofrecer más competencias en materia presupuestaria e impositiva. Salmond no aceptó la propuesta.
- Constitución: el Reino Unido no cuenta con una Constitución. La autoridad legal para celebrar un referéndum recae en el parlamento de Westminster. En octubre de 2012, tras un largo periodo de negociación, David Cameron y Alex Salmond finalmente firmaron un acuerdo por el que se transfirió temporalmente esa autoridad al Parlamento escocés, con llamada Sección 30 de la Ley de Escocia de 1998. El primer ministro británico siempre ha apelado a la unidad, pero accedió a celebrar el plebiscito alegando que la incertidumbre sobre la secesión repercutiría en el parqué londinense.
- Las preguntas de la consulta: El principal escollo en las negociaciones fue el número de preguntas que se plantearían en el plebiscito. Salmond quería introducir dos: una sobre la independencia y otra para otorgar al Parlamento escocés más poderes para recaudar impuestos. Era una manera de guardarse las espaldas en caso de que el pueblo rechace la secesión. Finalmente, Cameron logró imponer su criterio y tan sólo se planteará una pregunta para responder con un sí o un no.
- Una pregunta “tendenciosa”: En un principio, la pregunta iba a ser "¿Está usted de acuerdo con que Escocia debería ser un país independiente?". Pero la Comisión Electoral ordenó a Salmond cambiarla por considerarla “algo tendenciosa”. Los expertos señalaron que la cuestión podía inducir a votar afirmativamente. Al buscar el acuerdo, apuntaron, "se daba por hecho que la independencia era algo bueno", por lo que sugirieron un formato mucho más neutral. Su propuesta fue: "¿Debería Escocia ser un país independiente? Sí o no". La fecha se fija para el 18 de septiembre de 2014, para hacerla coincidir con el 700º aniversario de la Batalla de Bannockburn, en la que los escoceses ganaron a los ingleses.
- ¿Quién votará?: Votarán los mayores de 16 años que vivan en Escocia. Esto significa que los 800.000 escoceses que viven en otras partes del Reino Unido no tendrán derecho a voto, mientras que las 400.000 personas que no tienen pasaporte escocés, pero viven en Escocia, sí decidirán el futuro de la nación. Tanto Londres como Edimburgo consideraron que se trataba de la manera más justa.
- Día de la Independencia: En caso de que se votase a favor de la secesión, Salmond quiere que el día oficial de la independencia sea el 24 marzo de 2016, para hacerlo coincidir con el aniversario de la unión de las coronas de 1603. El día anterior se disolvería el Parlamento actual y en mayo se convocarían elecciones por primera vez para una Escocia independiente.
- Cataluña: El ministro británico para Escocia, Alistair Carmichael, señaló que, mientras en el Reino Unido el debate corresponde a los escoceses, en España, “tal y como está planteada la Constitución”, este se debe plantear “a un nivel más amplio”, es decir, a todo el país. El liberal-demócrata rehusó hacer comparaciones alegando que los escenarios “no tienen nada que ver”. Además, negó haber mantenido contactos con la Generalitat sobre la organización de un plebiscito y señaló que, en cualquier caso, “las conversaciones sobre este asunto serían con el Gobierno español, no con el regional”.
Los puntos de fricción en caso de ruptura
- La moneda: Es la cuestión que genera más tensiones entre el sector independentista. Salmond pretende seguir utilizando la libra esterlina y depender de la política monetaria del Banco de Inglaterra. Asegura que la libra es un activo a cuyo valor ha contribuido Escocia. Sin embargo, desde Londres consideran que es prácticamente imposible que sigan compartiendo moneda. El Instituto Nacional de Investigación Económica y Social también ha puesto serias objeciones y, puesto que el líder nacionalista se niega a apostar por el euro, se le ha recomendado que opte por su moneda propia.
- El gasto público: Las cifras del Tesoro señalan que en el ejercicio de 2012/13 el coste por persona en Escocia fue de 10.152 libras, es decir, 1.364 más que la media del Reino Unido. La cifra sería de 1.623 libras más si se comparara el gasto sólo con Inglaterra, donde la media fue de 8.529. De todas las regiones del Reino Unido, el gasto público sólo es mayor en Irlanda del Norte (10.876 libras). Gales tuvo 9.709 libras por cabeza, es decir, 1.180 más que el inglés. La brecha de gasto transfronteriza entre Escocia e Inglaterra es casi del 11% en sanidad y del 6% en educación. Las estadísticas también demuestran que los ayuntamientos escoceses gastan un 20% más por persona que los ingleses. Desde Londres advierten que la independencia les saldría muy cara.
- Las pensiones: Con la independencia, las bajas perspectivas de migración significan que el porcentaje de mayores de 65 años aumentaría del 16,1% actual al 27,7% en 2062, en comparación con el aumento del 15,9% al 25,4% para el Reino Unido en su conjunto. El ratio de dependencia actual es del 1,9% en Escocia con respecto al 2,2% en el Reino Unido. Salmond quiere establecer el llamado "triple-locked", es decir, que las pensiones estén aseguradas por tres vías distintas. En Escocia aumentarán al nivel máximo que haya alcanzado la inflación, las ganancias medias o un mínimo de un 2,5%. La Ley de Pensiones que ha presentado el Gobierno de Cameron este año recoge que sólo se comprometen a elevarlas en línea con los ingresos medios, es decir, que ya no sigue el "triple-locked". Salmond promete que Escocia garantizará este sistema.
- La deuda: Una Escocia independiente debería asumir una parte proporcional de la deuda del Reino Unido, estimada en 1,3 billones de libras. Salmond señala que sólo negociaría asumir una parte de la deuda a cambio de poder usar la libra. La cifra que baraja el Instituto Nacional de Investigación Económica y Social (NIESR) es de 153.000 millones de libras. El Gobierno escocés ha rebajado la estimación a 92.000. El NIESR asegura que los intereses que debería pagar una Escocia independiente que siguiera utilizando la libra esterlina podrían ser de entre 72 y 165 puntos básicos (entre un 0,72 y un 1,65%) por encima de los del bono británico a diez años.
Asimismo, Escocia tendría también que recortar su gasto un 5,4% para alcanzar los objetivos de la deuda europea. Por su parte, el Instituto de Estudios Fiscales señala que para que el nivel de deuda pueda ser sostenible, a principios de 2020 se tendrían que recaudar seis mil millones de libras, es decir, el doble de lo que hasta ahora siempre había prometido el líder nacionalista. En otras palabras, la independencia incrementaría los impuestos un 16% y reduciría un 12% el gasto público. Las cifras no incluyen el impacto de las promesas de Salmond para reducir el impuesto de sociedades, reformar el sistema de prestaciones o introducir una pensión estatal más generosa.
- El petróleo del mar del Norte: Las reservas estimadas son de 15.000 a 24.000 millones de barriles de crudo, es decir, el equivalente a otros 30 o 40 años de producción, sin tener en cuenta los nuevos pozos en fase de exploración de las Shetland. Se podría hacer frente a la deuda en mejores circunstancias si se lograse el 95% de los ingresos por la explotación petrolera del Mar del Norte, como plantea Salmond.
En su contra, el debate acerca de dónde acaban las aguas escocesas y dónde las inglesas. El Partido Nacionalista Escocés (SNP), la formación de Salmond, alega que si se traza una línea hacia el este desde el punto en el que la frontera de Escocia e Inglaterra llega a la costa norte de Berwick, la división del fondo marino daría a Escocia el control sobre casi todos los yacimientos de petróleo y gas del mar del Norte. El Gobierno escocés, que reclama el 90% de los yacimientos, afirma que el mar del Norte generará alrededor de 54.000 millones de libras de ingresos en los próximos cinco años, mientras que su base de activos está valorada en alrededor de 1 billón de libras incluidas las reservas restantes.
- Unión Europea: Edimburgo reclama su derecho a permanecer como miembro de pleno derecho de la Unión Europea en caso de que consiga la independencia. Salmond llegó a decir que tenía informes que avalaban su postura. Más tarde admitió que había mentido. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, sin embargo, advierte de que Escocia quedaría fuera y tendría que ponerse a la cola para solicitar su ingreso. Londres ha llegado a amenazar con vetarla como estado miembro si llega el caso, pero Salmond quiere tener silla en la mesa de negociaciones para 2017.
- Fuga de capitales: Del mismo modo que algunas compañías, como Nissan, ya han advertido de que podrían cerrar sus plantas y trasladarse a otro sitio si el Reino Unido abandona la UE (dejarían sin trabajo a 6.500 empleados), a Escocia le podría pasar lo mismo en el caso de la independencia. Al fin y al cabo, la región dejaría de estar bajo la tutela de Londres, con todo lo que eso supone a nivel económico y de influencia política.
- OTAN: El Partido Nacional Escocés siempre había mantenido una postura beligerante sobre la permanencia en la OTAN. Sin embargo, en la conferencia anual de 2012 se aprobó una resolución para el ingreso en la Alianza. La resolución, que afirmaba que Escocia pertenecería a la OTAN pero sin albergar armas nucleares, fue presentada por la cúpula del partido y aprobada tras un intenso debate por 426 votos a favor y 332 en contra. Salmond recalcó entonces que era “perfectamente factible” pertenecer a la OTAN y rechazar las armas nucleares. Una Escocia independiente supondría, por tanto, el cierre de la base de Clyde, a 25 kilómetros de Glasgow, y la salida de los submarinos nucleares equipados con miles Trident.
- Monarquía: El Partido Nacional Escocés nunca ha sido oficialmente republicano, pero sí arrastra una tradición no demasiado apegada a los royal. Con todo, Salmond quiere que una Escocia independiente siga con la reina Isabel II como cabeza de Estado, al igual que ocurre con los países de la Commonwealth. La soberana tiene su residencia oficial para periodos estivales en Balmoral, pero sería una situación bastante atípica que siguiera pasando sus vacaciones en una región que ha querido separarse del Reino Unido.
- Impuesto de habitación: El "bedroom tax" es una de las medidas más drásticas de los recortes sociales del Gobierno de Cameron, que decidió gravar con 17 euros a la semana a 660.000 familias que tienen una habitación vacía en sus viviendas sociales. Salmond promete abolirlo en el primer año de independencia” (texto do El Confidencial, com a devida vénia)