"Según Wikipedia, los tres países que constituyen el Benelux han tenido
siempre una relación muy estrecha durante el curso de la historia. Casi prieta,
dirían algunos. Lo que nació como unión aduanera tienen visos de convertirse en
un pequeño lobby gay centroeuropeo. El pasado mes de diciembre, Xavier Bettel, homosexual sin reparos a la
hora de hablar de su condición sexual, se convirtió en jefe de gobierno del
Gran Ducado. Antes que él también salió del armario el primer ministro de
Bélgica, el francófono de padres italianos Elio Di Rupo. El tercer máximo
mandatario de la tríada que conforma el Benelux, Mark Rutte, tampoco tiene una
primera dama holandesa a la que presentar en sus recepciones oficiales, aunque
prefiere guardar silencio sobre lo que ocurre en su alcoba. Si diera el paso, el mejor ejemplo de cómo salir del armario como
político es el de Di Rupo. El primer ministro belga era, hasta el reciente
nombramiento de Bettel, el único jefe de gobierno gay europeo con el permiso de
la premier islandesa, Jóhanna Siguroardóttir, que ya no está en el cargo pero
que siempre podrá decir que fue la primera líder lesbiana de Europa.Di Rupo, con su eterna sonrisa y sempiterna pajarita sobrepasa ya los 60
años y puede presumir de ser un ejemplo de naturalidad en una arena, la
política, donde revelar la vida íntima no siempre ayuda a ganar votos. Químico
de profesión, ha ocupado todo tipo de cargos políticos desde que en 1982 fuera
elegido concejal de Mons, en el sur del país.
Bien valorado
Asumió el cargo de jefe de gobierno belga en 2011 tras la mayor crisis
política en el país de las últimas décadas. Un duro reto. Sin embargo hoy en
día es un hombre bien valorado por la opinión pública aunque su gusto por
departir en los locales de ambiente del centro de Bruselas con hombres
ostensiblemente más jóvenes que él le haya traído algún que otro problema a lo
largo de los años. En 1996, en un clima tenso en el país por el juicio al pedófilo Marc
Dutroux, el joven prostituto Olivier Trusgnach declaró haber mantenido
relaciones con él cuando todavía era menor a cambio de dinero. Ese episodio que
podría haber significado el final de su carrera política. Di Rupo lo negó
tajantemente y proclamó su homosexualidad abiertamente para no tener que dar
más explicaciones en el futuro sobre la ausencia de ninguna mujer a su lado. En octubre de 2012 protagonizó un momento mucho más simpático y
agradable cuando le tocó presentar un premio en una gala en la televisión
flamenca. Una transexual, Nancy, le plantó un beso en los morros en directo. Di
Rupo fue el primero en reírle la gracia. Su naturalidad casi quitó fuerza a la
imagen, que en cualquier otro país hubiese sido la más vista y repetida del
año. Una imagen que probablemente sí escandalizó a la reina Fabiola, que nunca
se ha pronunciado sobre Di Rupo, aunque teniendo en cuenta su fervor católico
seguramente no le hará gracia coincidir con él en actos oficiales. El último la
coronación de Felipe de Bélgica el pasado 21 de julio.
Di Rupo se define como: «Ateo, racionalista y hombre libre» y así vive.
«Soy gay. ¿Y qué?» es una de sus frases más célebres. Di Rupo podría casarse en
Bélgica con alguien de su mismo sexo, pero eso no parece muy probable a juzgar
por sus constantes salidas nocturnas y cambios de pareja. La única relación
formal del socialista es con la política y con su país, una amante convulsa por
la difícil convivencia entre flamencos y francófonos. A Di Rupo sus 62 años no
le parecen suficientes para sentar la cabeza y aún hoy cerca de la sede de la
Bolsa de Bruselas, a pocos metros de la bucólica y céntrica Grand Place, tiene
un pequeño piso donde dormir los fines de semana cerca de sus locales
preferidos. A su residencia oficial no entran ligues.
Soltero de oro
En la vecina Holanda, el liberal Mark Rutte (46 ños) deja por el
contrario su tendencia sexual para él y los suyos. El Gaydar de los bulos de
internet saca humo, pero también la prensa holandesa le ha buscado novias. En
un página web con mucha retranca incluso se puede votar si es gay o no. Hasta
ayer esta consulta sin ninguna credibilidad otorgaba un 67% al sí. Fuera rumores, lo cierto es que no se le conoce ninguna pareja de ningún
género. La oposición ha hecho chistes malintencionados sobre el hecho que Rutte
viva solo, se provea de los tuppers maternos y elija a su progenitora como
acompañante para sus escapadas vacacionales. Hace unos meses el atrevido periodista holandés Onno Van Buuren se
atrevió a decir públicamente que muchos holandeses en petit comité dan por
hecho que Rutte es gay. Van Buuren tachó a su primer ministro de «hipócrita»
por pertenecer al partido liberal y en cambio no hablar de su orientación
sexual. ¿Pero como uno no va a salir del armario en un país tan liberal como
Holanda?, dijeron muchos sin que les falte razón.Aunque los Países Bajos es también el país donde triunfa el partido del
antimusulmán y xenófobo de Geert Wilders, el Partido por la Libertad, con el
que de hecho Rutte ha tenido que pactar apoyos de gobierno en el pasado. Sea como sea, a más de uno y de una le gustaría hacer compañía adulta al
que Vanity Fair USA calificó el año pasado como uno de los más elegante líderes
mundiales y quien es un nombre fijo de las listas de solteros de oro. A algún que otro evento institucional representando a los Países Bajos,
Rutte se ha llevado al a reina Máxima de acompañante. Aunque fluye la
complicidad entre ambos, parece que a Guillermo Alejandro ese tándem nunca le
ha despertado el menor rastro de celos.
Un buen equipo
El tercer líder de la tríada, Xavier Bettel (40 años), no juega al
despiste. Ocupa la Maison de Ville del Gran Ducado de Luxemburgo con su pareja
desde hace unos años, el rubísimo arquitecto Destenay Gauthier. Después de 19
años de gobierno del conservador y burócrata europeo Jean-Claude Juncker, ellos
ocupan el lecho presidencial. El propio Bettel ha interpretado su sorprendente victoria electoral como
una modernización de la tradicional sociedad luxemburguesa. «Luxemburgo está
cambiando. La gente no considera el hecho de si alguien es gay o no para
confiarle su voto». Además, asegura que pidió consejo a su pareja antes de
aceptar el cargo. «Trato de estar en casa tan a menudo como me es posible por
la noche, porque somos un equipo, pero las obligaciones de un primer ministro
harán que tenga que viajar muy a menudo.El día siguiente a las elecciones le
pregunté si podía formar gobierno y si me apoyaría. Si hubiera dicho que no, me
lo habría pensado dos veces... ¡No quiero romper una relación!». Pero Bettel no es el únicio gay del nuevo gobierno de coalición
luxemburgués. Etienne Schneider, el vice, de 42 años y líder del partido
Socialista de Luxemburgo, también prefiere a Céline Dion que a Julio Iglesias y
ha declarado abiertamente su homosexualidad. Una situación inaudita en todo el
mundo que los dos puestos de mayor rango en el gobierno de un país los ocupen
dos gays (al menos declarados)" (texto do El Mundo, com a devida vénia)